3.3 CONDUCTISMO
Introducción
El conductismo es una teoría educativa que ha tenido un impacto significativo en el pasado de la educación, al enfocarse en la observación y alteración del comportamiento del ser humano. Su enfoque en la repetición, el fortalecimiento y la vinculación de estímulos ha impactado en varias prácticas de enseñanza, particularmente en entornos donde se valora la enseñanza directa.
Descripción
A principios del siglo XX, el conductismo emerge como una respuesta a la perspectiva introspectiva de la psicología. John B. Watson, reconocido como el precursor del conductismo, y B. F. Skinner, el creador del condicionamiento operante. Esta teoría argumenta que el aprendizaje se refiere a una modificación perceptible en el comportamiento como consecuencia de la experiencia, sin la necesidad de tener en cuenta procesos mentales internos.
Watson sostuvo que cualquier conducta puede ser adquirida a través de la vinculación de estímulos y respuestas. Posteriormente, Skinner expandió este concepto con la noción de refuerzo: los comportamientos pueden robustecerse si se acompañan de consecuencias positivas (refuerzos) o reducirse si se corresponden con castigos. En el contexto de la comunicación educativa, el conductismo propone una interacción dirigida, donde el profesor emite estímulos (exámenes, cuestionamientos) y el alumno responde de manera específica, siendo reforzado o ajustado en función de su rendimiento.
Aplicaciones en el ámbito educativo
Los usos del conductismo en el ámbito educativo han sido extensos, especialmente en la instrucción de contenidos organizados, como las matemáticas o la gramática. Se manifiesta en acciones como la repetición sistemática, la aplicación de premios por respuestas acertadas y las evaluaciones imparciales. Por ejemplo, en una lección fundamentada en esta teoría, el alumno realiza un conjunto de actividades y obtiene una calificación instantánea como método de refuerzo.
Modelos de educación como la instrucción programada o el aprendizaje orientado a metas son directamente derivados del conductismo. Además, su impacto se manifiesta en el diseño de numerosos programas de aprendizaje en línea, en los que el progreso del alumno se basa en la respuesta adecuada a preguntas cerradas. A pesar de que este método pueda parecer restringido, ha demostrado ser eficaz en circunstancias donde se necesita automatizar capacidades o instaurar costumbres específicas.
Análisis crítico y reflexivo
Dentro de sus beneficios, el conductismo sobresale por su precisión metodológica, sencillez para medir y eficacia en la adquisición de habilidades fundamentales. Es particularmente beneficioso en situaciones donde el aprendizaje demanda exactitud, práctica reiterada o respuestas normalizadas. No obstante, se le reprocha por pasar por alto los procesos cognitivos, la motivación inherente y la habilidad crítica del alumno, convirtiendo el aprendizaje en una mera respuesta a estímulos.
Desde mi punto de vista, el conductismo ha sido beneficioso para consolidar algunos conocimientos fundamentales, pero ha sido restringido para promover la reflexión, la creatividad o la transmisión de conocimientos a nuevas circunstancias. En mi trayectoria como educador, he observado que los alumnos adquieren mayor conocimiento cuando pueden vincular los temas con su entorno, algo que el conductismo, por sí mismo, no consigue potenciar.
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